Aunque no es algo nuevo, cada vez se oyen más voces a favor del aprendizaje cooperativo. No es de extrañar, si tenemos en cuenta que bajo su filosofía se aglutinan conceptos como las competencias, la inclusión o la innovación.
El aprendizaje cooperativo defiende la idea de que alumnos diferentes aprendan juntos, sin ningún tipo de discriminación ni segregación, aprovechando la oportunidad de aprender unos de otros.
Hacer apología del aprendizaje cooperativo es propugnar la inclusión. No se trata de modificar las conductas de un individuo para que no resulten incómodas para el resto del colectivo sino que se está defendiendo el respeto a las características individuales y la participación activa de cada uno. Pero, si echamos un vistazo al panorama educativo actual, todavía nos encontramos con prácticas que promueven programas específicos y especiales para el alumnado de n.e.e.s, actuaciones terapeúticas más que educativas e inclusivas como respuesta a la diversidad.
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